sábado, 1 de marzo de 2014

Lo de Ucrania es un Golpe de Estado con complicidad militar

los uniformes han hecho mutis por el foro. De los cuerpos estatales, solamente la policía ha resistido, codo a codo con parte de “la sociedad civil” y con los comunistas, cuyas sedes y viviendas han sido sujetas a flamígera razzia.
Y es un golpe de estado facha, desde luego. Tan facha como las bandas ochenteras venezolanas (no musicales precisamente) a siniestro servicio del socialdemócrata Pérez y de sus amigos tejanos. Más facha aún han sido Mursi, “la revolución siria”, la libia o los talibanes. Quien se ruborice de europeidad viendo la palmadita a la espalda dada por la UE a los paracos ucranios, acaba de caerse de la parra. ¿Quién les ha dado de mamar y les ha llevado entrenadores?: el Senador McCain se ha dejado caer últimamente por alguna plaza de Ucrania, igual que el israelita Bernard Henry-Lévi. Y luego, desde Estrasburgo, aseptizados Comisarios de corbata tienen la cara de alertar a los PIGS frente al “peligro del populismo”. Timoshenko, nada víctima de dictador alguno y sí condenada por desviación de fondos, sale de prisión tal vez para cumplir el romántico papel de “la mujer-Mursi”.
No caigamos ahora de la parra, que es lo de siempre: cuando Hitler se anexionó Austria, los asépticos encorbatados de aquel entonces dijeron n’est pas notre question, don’t worry be happy. Cuando la anexión de los Sudettes checos, idem de idem. Se fumaron un puro y celebraron juntos la Conferencia de Munich, con buenas maneras y sintonía. “Pase usted, señor Torcuato, señor enano. Pero, sobre todo, no se olvide del Gigante ruso”. Hasta con el asunto polaco estuvieron con la mano izquierda empujando a los alemanes, mientras, con la mano derecha, hacían ademanes a Pilsudski a reprimir a las minorías germanas y lo armaban. “Tranquila, Polonia, que te apoyamos”. Caldearon, provocaron, aconsejaron expulsiones. Y, al final, poco antes de septiembre del 39, declaraba Chamberlain tener “la impresión de que Hitler no es un auténtico gentleman”. Aquellos años, estos años.
El alcance del Hegemonismo anglo-sionista es global y su ofensiva global también, empleando a la carta neonazis o al social-imperialismo pintado de “izquierda anticapitalista”. Si alguien obvia el hilo de continuidad entre el fracaso anti-sirio y el éxito anti-ucraniano, está muy pez. A Rusia, hay que reconocerlo, se la han metido doblada esta vez. Me salva el estómago y la compostura el hecho de ver a Putin un poco como a ese elegante villano de serie B, quien en la noche se divierte jugando a dejar creer a la teen protagonista, que se ha librado de él. Y luego envía a los tanques. Cuando los tanques que debieran defender los intereses reales de un pueblo permanecen en el stock por venal traición militar, mandar tanques es pura solidaridad internacionalista. Un compromiso “por encima de fronteras”, según la expresión clásica de nuestra clase. Meter a Ucrania en la UE o en tratados comerciales “preferenciales” es vender a los ucranianos en el mercado de esclavos. ¡Que nos lo digan a nosotros!. Y a fortiori ahora: ¿a nadie le suena la propuesta Obama en pro de desarrollar una “OTAN económica” con Europa articuladora de un TLC euro-estadounidense?.
Los genuinos anti-imperialistas estamos a la espera. Sobre todo después de vomitar viendo en las plazas de Kiev ondear banderas de “la revolución siria” y más de un entrenador marcial israelí instruyendo “defensa personal”. Las banderas de las ratas anti-sirias no tenían aspecto precisamente casual casero. Las rojas estrellas de los bantustanes segregacionistas proyectados cumplían total simetría de formas. No sé si algún espectador habrá creído que los ucranianos guardan banderas de éstas en el cajón, y que las han sacado en el fragor de su propia efervescencia “revolucionaria”. A mí me da que a esas banderas las han traído de fuera.
¿Los medios?: tan poco novedosos como su propio guión. “Violencia”, “dos bandos”, “dictadura”, “democracia”, “reclamaciones populares”, “guerra civil”. Territorios comunes de una mentira repetida tantas veces que incluso toma cuerpo en la motivación, la perspectiva y la acción de algunos –y quizás de no pocos ucranianos, después de todo-, acabando por devenir “la única verdad posible”. Esperemos que Guy Debord tenga aquí más acierto que Goebbels, y que para la mirada y razón cada vez de más seres humanos se cumpla la tesis de que “en el espectáculo el mentiroso se engaña a sí mismo”.
¿Timoshenko cautiva o Ucrania prometida por la fuerza?
Bienvenidos, señores y señoras espectadoras, al Mundo al revés. Ése que soñaba el niño de la canción infantil, pero en feo. Es feo que Merkelandia y su brujo cabalista Hollande se ensañen con un presidente electo. Se callen como setos mientras cunde la caza de brujas contra población civil reacia a participar en el suicidio colectivo europeísta. Y en fin respalden las nuevas “iniciativas” jurídicas y “ciudadanas” en pro de mandar al patíbulo a Yanukovich por haber cumplido escrupulosamente con la Constitución, carta que insta a proteger, incluso con la fuerza, aquella aritmética de fuerzas políticas votadas (igual que la constitución francesa o alemana). Todo ello es… cómo se dice aquí en Hipocrilandia… “de escaso talante democrático”.
O sea, que ¡vive la démocratie!, mientras gane quienes ellos quieren. De lo contrario, ¡pinochetazo contemporáneo!, en la RD del Congo o en Ucrania. El país tiene que caer fagocitado en la barrigota de Merkel si no por las buenas por cojones. Este caso ucraniano se distingue del sirio, en que ahora no le ha hecho falta al demo-imperialismo repartir mucho más que algunos bazookas y granadas de mano, unido a las metralletas que ya guardaban los neonazis, a las barras metálicas, a botes de gas pimienta y a las escopetas de caza y de campo empuñadas por los “espontáneos”. El Hegemonismo y sus coletillos habían ya pactado a priori con el ejército su inmovilidad.
En el nuevo rancho europeo neoyorkino, el Mundo al revés: al Presidente protector de la “queridísima” democracia de ellos, ellos le quieren prender. Mientras se excarcela a una corrupta condenada exactamente como aquí “la calle occidental” pide a los jueces que enchironen a políticos sucios y a manos-largas. A Timoshenko los cineastas la han puesto a andar con aires de princesa cautiva, pero, más allá de interpretaciones, es “La princesa prometida”. Pensemos con quién.
Hoy el embajador israelí campa a sus anchas por los reconfigurados pasillos (voz inglesa lobbies) de Kiev. Ayer habían montado unos mundiales futbolísticos allí: caballo de Troya por donde entraron espías, instructores, ingenieros sociales y asesores en la sombra. ¿Conspiranoia?. El tiempo lo mostrará.
El expresidente se ha exiliado a “la parte rusa de Ucrania”. Cuando los medios empiezan con esas etiquetas, malo. Pero no solamente él. También están emigrando miles de ciudadanos ucranianos rusos oriundos de “la parte no rusa” (sí: sé que el artificio del etnicismo es un lío padre). Por no decir que están siendo desplazados, víctimas de presiones y escarnios. Las nuevas autoridades van a prohibir el ruso en las escuelas. También se clausuran los centros educativos rusos. Hasta hay pendiente de aprobarse la retirada de la ciudadanía a los “ucranio-rusos”. Se persigue a socialistas, a comunistas… ¿La venganza irracional del neonazi loco?: en absoluto. Plan Racional Demo-imperialista. En todos los lugares se hace igual: partir territorio, segregar población, re-agitar viejos prejuicios… Cada oveja a su corral. Un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio. Cada uno en su casa y los monopolios financieros en la de todos.
Kiev significa a oídos rusos “la ciudad” por antonomasia, apodada “la madre de todas las ciudades rusas”. Ucrania significa “frontera” (tierra de frontera, Marca). Más allá de ideologías identitarias y contra ellas, lo único cierto en el sentido material es el hecho físico de que rusos, ucranianos y bielorrusos son la misma gente: consanguineidad, apellidos, topónimos, parentesco idiomático, escritura, etc. Los periodistas asesinos nos hablan de la Ucrania-Ucrania, de la Ucrania-rusa… Tal y como esos criminales de la cámara y la tinta nos hablaron, hace casi 25 años, de los bosnios-bosnios, de los servo-bosnios, etc. Se les ve el pelo. Están ya preparando el terreno. Si llega a hacerles falta, los imperialistas nos montarán otra Yugoslavia. Y todo será mágica “culpa del odio interétnico”. Así, sin más. El buen intelectual “de izquierdas” calla ante el proceso, ocupado en menesteres mayores. Los llamados “antifas”, sorprendente, no se agitan por estos hechos ni los denuncian de momento. Y las calles del Kiev movilizado han mostrado banderas israelíes junto a banderas del viejo protectorado francés en Siria y banderas neonazis locales.
Varios miles de millones de euros suma el plan de “ayuda financiera” UE a “la nueva Ucrania”, como llaman textualmente al país los criminales en sus columnas de prensa. “¿Al rescate de Ucrania?”. ¡Meeeec!: FALLO. La rescatada de sus maltrechas cuentas va a ser la UE a costa de Ucrania. El dinero no lo regalan, ni van los duros a cuatro pesetas, sino a diez. “Occidente” va a cobrarse sus “ayudas” en moneda y en especie. Ucrania fue una de las dinamos industriales de la URSS. Algo les queda todavía. Con sus centrales, también es gran productora eléctrica autosuficiente. Y fue nada menos que el granero de Rusia. Los trigales siguen ahí. A la agroindustria y a los especuladores alimentarios se les agua la boca.
Fría es Ucrania. Este invierno tardará varios meses en abandonarla, para regresar en octubre. Cuando las facturas del gas empiecen a serles cobradas por democráticos monopolios euro-sionistas, a los ucranianos les va a dar el frío.
Tamer Sarkis Fernández,
DIARIO UNIDAD

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