Viento Sur
Los dirigentes de la Unión Europea, y muy especialmente los líderes de los 17 países miembros de la Eurozona, están indignados. Creían poder llegar a la cumbre del G-20 de esta semana en Cannes con los deberes hechos in extremis, y Papandreu les ha dado el gran disgusto de anunciarles que va a someter a referéndum el drástico plan de ajuste que se le exige para recibir otra partida más del mal llamado rescate.
Todo lo que habían recuperado las Bolsas estos días después de que en su cumbre del 26 y 27 de Octubre lograron consenso para aumentar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera hasta un billón de euros, se derrumbó en un abrir y cerrar de ojos. La calma de los mercados desapareció abruptamente, todo se vino abajo, el tema de la inevitable caída en recesión volvió a las primeras planas. Y todo por un anuncio, el Gobierno de Georgios Andreas Papandreu, está hostigado no solo por los indignados griegos, sino también por la oposición de derecha, que lo boicotea, exigiéndole elecciones anticipadas. A solo dos años de llegar al poder y de heredar un país al borde de la bancarrota con cuentas manipuladas y ocultadas por el Gobierno conservador de Kostas Karamanlis, el líder del PASOK se encontraba ya entre la espada y la pared.
A cambio de recibir el sexto de los tramos del primer rescate de 110.000 millones de euros aprobado en 2010 y la aprobación final del segundo plan de otros 160.000 millones de julio pasado, Grecia tenía que convertirse prácticamente en un protectorado controlado férreamente por sus acreedores, con una pérdida indiscutible de su soberanía. Pero Papandreu veía cada vez más resistencia sindical y ciudadana para poder cumplir con su parte en ese siniestro pacto. El país estaba –y está- al rojo vivo y la violencia amenaza con descontrolarse totalmente,
El líder de los socialistas griegos anunció que someterá al Parlamento y a referéndum el pacto con sus acreedores, que supone no sólo la quita del 50% de la deuda pública, sino que, sobre todo, implica acelerar el despido de miles de funcionarios del Estado, la venta de empresas públicas, la rebaja de las pensiones, las reducciones de salarios, eliminación de subsidios, recortes en educación y sanidad y un larguísimo etcétera. Es el primer líder europeo que adopta una postura semejante. No lo han hecho ni los mandatarios de Portugal e Irlanda, que también recibieron sendos rescates, ni se ha pasado por la cabeza de los Gobiernos de España e Italia, los otros países situados en la lista de potenciales candidatos al rescate.
El anuncio de Papandreu desconcertó a todos los buitres que sobrevuelan desde inicios de 2010 Grecia. Simplemente no estaba en los cálculos. Grecia podía entrar en suspensión de pagos, Grecia podía verse obligada a salir del euro, pero ¿consultar a sus ciudadanos si aprueban o no el plan? ¡Cuándo se ha visto algo semejante! ¿No es acaso el referéndum una herramienta, una reivindicación del 15-M, de los indignados de todo el mundo?
Todavía queda por ver si el anuncio de Papandreu no es un farol, para descolocar a la oposición, calmar a los airados ciudadanos y negociar algunas condiciones con sus asustados acreedores, y, que en realidad en las próximas horas o días se dejará convencer para dar marcha atrás. ¿O sí está dispuesto a seguir adelante? En ese caso, corre el riesgo incluso de no conseguir el apoyo necesario de su propio partido, el PASOK, muchos de cuyos diputados rechazan la convocatoria del referéndum, considerándole un suicidio. Papandreu se está jugando todas las cartas esta vez.
¿No tienen que hacer ninguna lectura interna Zapatero y Berlusconi, después de habérseles impuesto en la cumbre de la UE de la semana pasada duros deberes a ambos, más recortes, más controles, más cesión de soberanía de sus respectivos países en aras de los sacrosantos mercados? No, ni uno ni otro, ni tampoco Sarkozy o ningún otro dirigente europeo reaccionó mostrando su comprensión con la decisión adoptada por Papandreu, faltaba más. Ahora lo señalarán como el responsable de tirar por la borda todo el esfuerzo desinteresado de sus socios para ayudarlo a salir de la crisis, poniendo a su vez en riesgo a todos ellos y a la moneda común.
Tanto el candidato socialista a suceder a Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba, como el portavoz del Gobierno español y ministro de Fomento, José Blanco, han puesto el grito en el cielo para acusar a Grecia prácticamente de todos los males que padecen España y Europa. Los tímidos guiños a la izquierda del candidato socialista se esfuman rápidamente en situaciones como esta, haciendo causa común con Sarkozy, Merkel, Berlusconi, la directora del FMI, Christine Lagarde, o personajes grotescos como el italiano Mario Draghi. El director de Público, Jesús Maraña, recordaba estos días en su blog que Draghi, el flamante presidente del Banco Central Europeo, que acaba de sustituir a Jean-Claude Trichet, “era alto ejecutivo y socio de Goldman Sachs cuando el gigantesco banco de inversión estadounidense ayudaba al Gobierno conservador griego a maquillar sus cuentas”. Todo queda en casa.
Ante la cumbre de Cannes
Los países miembros de la Eurozona acuden a la cumbre de Cannes con su línea de flotación tocada. Y no les va mucho mejor a algunos de los otros diez países de la UE que no forman parte de ella. Hace sólo un mes, 111 diputados británicos –80 de ellos conservadores–, sobre un total de 483, votaron, con el respaldo de 100.000 firmas, a favor de que se celebrase un referéndum para que la población decidiera si quería seguir formando o no parte de la Unión Europea. La iniciativa fue derrotada, pero es una muestra más de la pérdida de apoyo político y social a las entidades comunitarias, a la vista de los resultados obtenidos con la unión.
Y otra expresión de la actual debilidad europea es el hecho de que aun habiendo acordado en la cumbre de la semana pasada elevar de 250.000 millones de euros a un billón el fondo común europeo de rescate, la UE no confía en que pueda lograrlo sólo con sus propios recursos, sino que busca ansiosamente el apoyo de países emergentes. China, Rusia y Japón son hoy por hoy los países que cuentan con más bonos de la deuda pública europea, por lo que tienen parte del control de la situación en sus manos.
Los ojos se centran fundamentalmente en China, la segunda potencia económica mundial –para 2012 se prevé que ya será la primera–, país que controla la mayoría de los bonos de la deuda estadounidense y que aumenta día a día sus inversiones en Europa, África y América latina. En esta era global se dan situaciones puntuales que parecieran pertenecer a un mundo al revés, como el hecho de que los Bric (Brasil, India, Rusia y China) hayan tenido recientemente una cumbre para analizar cómo podían ayudar financieramente a Europa.
Es un tema que sin duda estará sobre la mesa en la cumbre del G-20 de esta semana, pero la UE seguramente ha seguido con preocupación las sesiones de la Cumbre Iberoamericana de Asunción de este fin de semana. Nada menos que 11 de los 21 jefes de Estado invitados no han acudido a la cita. Se confirma, así, que América Latina, que ha logrado un importante desarrollo en la última década, con altos índices de crecimiento y consumo interno, necesita seguir exportando a un ritmo sostenido sus materias primas, alimentos y energía y por ello no es la Europa en crisis la que más le interesa, sino países en plena expansión económica como China e India. Eso posiblemente se haga visible en esta cumbre del G-20 en Cannes.
¿Gobernanza mundial?
El G-20, creado en 1999 para “promover un crecimiento global estable”, está compuesto por los países miembros del G-8, EE.UU., Alemania, Francia, Reino Unido, Japón, Canadá, Rusia e Italia, más varios países emergentes que se fueron añadiendo con los años, China, Arabia Saudí, Australia, India, Indonesia, República de Corea, Sudáfrica, Turquía, Argentina, Brasil y México. Además, forman parte del G-20 representantes de la UE –como bloque regional–, del FMI y del Banco Mundial. España participa como país invitado y en esta ocasión Nicolas Sarkozy ha invitado también a los Emiratos Árabes Unidos –en representación del Consejo de Cooperación de los Estados Árabes del Golfo–, Etiopía –que encabeza el Comité para el Desarrollo de Africa–; Singapur –por el espacio de Gobernanza Global– y Guinea Ecuatorial, por presidir actualmente la Unión Africana.
Sarkozy propuso incluir en la agenda no sólo temas relacionados con el sistema monetario global o el control de la fluctuación de precios de artículos, sino también el dramático tema de la seguridad alimentaria, la producción agrícola y la necesidad de garantizar a todos una protección social mínima. Iniciativa loable la del sensible presidente francés. Fundamentales para ser tratados en una cumbre de estas características, tratándose de líderes –autoelegidos- de un organismo que pretende convertirse en la nueva gobernanza mundial, habida cuenta sobre todo de que, como recordaba ATTAC en un informe ante esta reunión, es la primera vez en la historia de la Humanidad, que existe una gran producción excedente de alimentos. Una producción capaz de alimentar a 7.000 millones de habitantes, al conjunto de la población que ha alcanzado estos días el planeta, pese a lo cual 1.000 millones de personas padecen hambre extrema, según reconoce la FAO.
Son temas vitales para la humanidad, sin duda, pero, pese a haber sido incluidos en el orden del día en cumbres anteriores, han sido aplazados una y otra vez… por “falta de tiempo” para tratarlos. Temas que terminan cayéndose del orden del día o a los que se dedican sólo algunas frases grandilocuentes y promesas abstractas. Algo que veremos repetir lamentablemente también esta semana en Cannes.
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